La Regla de los Tercios es una de las reglas más básicas de composición fotográfica. Quien más y quien menos la ha oído mencionar alguna vez, aunque es posible que no tengas claro del todo lo que significa. En las siguientes líneas te explicamos en qué consiste la regla de los tercios, y como aplicarla para mejorar drásticamente tus composiciones fotográficas.
La regla de los tercios es una de las reglas de composición más famosas dentro del mundo de la fotografía. Es uno de los primeros recursos compositivos que uno descubre y probablemente sea de los primeros en aprenderse tanto por su sencillez como por lo efectivo que es en sus resultados.
La regla de los tercios es un medio simple de aproximación a la proporción áurea, de la que ya te hablábamos en este otro artículo, y que trata la distribución del espacio dentro de la imagen que genera una mayor atracción respecto al centro de interés.
Con la regla de los tercios conseguirás dotar a tus fotografías de una sensación de profundidad y lograrás que se aprecie un mayor equilibrio, guiando al ojo del espectador directamente al punto de mayor interés.
Mira una de tus fotografías y mentalmente divídela en tres tercios imaginarios, tanto horizontales como verticales. La imagen te quedará dividida en 9 partes iguales, y los
cuatro puntos de intersección de esas líneas son los que van a fijar los puntos adecuados para situar el centro, o centros, de interés de nuestra foto. De esa forma estaremos rompiendo con la
común costumbre de situar a nuestro sujeto o elemento protagonista justo en el centro del encuadre.
Cada uno de estos cuatro puntos de intersección se denominan puntos fuertes. Cuando estemos haciendo una foto, si solo existe un único punto de interés, es preferible situarlo en uno de los cuatro puntos de intersección mencionados en lugar de hacerlo directamente en el centro de la foto. Esto suele generar mayor atracción en el espectador que cuando el centro de interés esta en el mismo centro de la fotografía.
En caso de que en la foto hubiera dos centros de interés, es recomendable buscar dos de estos puntos, y siempre que sea posible opuestos, formando una diagonal en la foto. Veámoslo mejor con un ejemplo.
No en todas tus fotografías tendrá sentido aplicar la regla de los tercios, pero por norma general, tus imágenes serán más atractivas debido a que:
Se crea una sensación de equilibrio.
La imagen adquiere más interés y complejidad que si colocáramos simplemente al sujeto u objeto en el centro del encuadre.
La foto tiene más fuerza y energía.
La imagen gana sensación de profundidad y deja de ser plana.
Podría hablarte largo y tendido sobre la regla de los tercios, pero sin una imagen que lo ilustre de poco valdría. Por eso, a continuación, vamos a ver algunos ejemplos prácticos con los comentaremos correspondientes.
Tenemos la costumbre de situar los elementos en el medio del encuadre, pensando que de esa forma lo equilibramos más, pero esto no es del todo cierto. Un caso muy recurrente es cuando realizamos fotografías en las que aparece la línea del mar o alguna cadena montañosa por ejemplo.
Veamos esta imagen. El protagonista de la imagen es claramente el pueblo, el cual podríamos haber situado exactamente en el rectángulo central de la imagen. Pero hacerlo hubiera supuesto que otro de los grandes atractivos de la imagen, ese cielo con nubes tan azulado, hubiera pasado muy desapercibido. Situando el pueblo en el punto de interés inferior de la derecha, nuestra mirada se dirige a él pero luego podrá admirar el bonito cielo. En este caso, la regla de los tercios está íntimamente ligado a la regla del horizonte.
Lo de situar al elemento protagonista en una de los puntos de interés para ganar en composición no no solo pasa cuando hacemos fotos de paisajes, sino que también se aplica a los retratos.
Imagina que vas a sacar una foto en la que tu objeto o sujeto protagonista está en el medio del encuadre. A la foto le falta armonía, le falta equilibrio. Prueba a cambiar de encuadre y a situarlo en uno de los puntos de interés, bien sea porque se percibe que el sujeto se dirigirá hacia esa dirección, o porque simplemente es en ese punto en el que le otorga equilibrio a la composición ¿No crees que la imagen está bastante más atractiva? Quien la vea ahora sabe exactamente a qué lugar tiene que dirigir su mirada primero, queda evidente cuál es el foco de interés.
Seguro que más de una vez has escuchado la famosa frase de "Eso lo arreglo yo después en Photoshop". Por supuesto, puedes seguir la regla de los tercios cuando vayas a editar la foto, pero como todo, lo mejor será que la apliques ya a la hora de al hacer la foto.
No te preocupes si al principio no identificas bien a través del visor o la pantalla de tu cámara dónde se encuentran esos puntos imaginarios. Es normal que al principio te cueste un poco, pero con el tiempo irás cogiendo práctica. Algunas la mayoría de cámaras réflex traen unas guías en el propio visorque te ayudarán a tomar las referencias que necesitas.
Hay incluso quien pega en la pantalla una pegatina transparente sobre la que hace unas marcas, ya que como ayuda puede serte muy útil. Eso sí, no es necesario.
Otra opción como te adelantábamos hace un momento, aunque solo sea recomendable en ciertos casos, es realizar un reencuadre posterior con programas de retoque fotográfico como Photosop o Lightroom. En este artículo te explicamos cómo reencuadrar una foto y aprovecharte de la aplicación de la regla de los tercios de forma sencilla.
Veamos unas cuantas aplicaciones prácticas de la regla de los tercios. El primer caso lo vamos a ver con una fotografía de paisaje. La toma está hecha en el Monument Valley, y vemos como dentro de ese valle lo que destaca son esas tres formaciones rocosas, sobre todo las dos que se encuentran más próximas a la cámara. Se podía haber situado una en el centro, pero al hacerlo de esta manera, y colocarlas también en el segundo tercio del horizonte ganamos en equilibrio. Además de esta forma se ha podido captar el rayo en su plenitud.
Otro ejemplo es el de fotografía de flores. Como puedes ver en los siguientes ejemplos siempre queda bien situar el centro de atención en uno de los puntos de interés.
Aunque en este caso también hay ocasiones en las que situando la flor en el centro y rellenando el encuadre puedes otorgarle fuerza a la fotografía.
En retratos la regla de los tercios suele funcionar muy bien. Puedes colocar otro punto de interés con el que el sujeto interactúe, o simplemente dejar espacio vacío en esa parte.
En esta otra foto tenemos a un protagonista situado en uno de los puntos principales contemplando el paisaje que tiene ante él. Aquí al seguir la regla de los tercios hemos ganado en profundidad, y además evitamos ocultar uno de los principales motivos del paisaje, el lago.
Si por el contrario la vista que tiene el sujeto no es demasiado relevante, entonces puedes saltarte la regla y colocar a tu sujeto en el centro.
¿Te acuerdas cuando te hablábamos del punto de fuga? En este caso te diré que encontrarás más ejemplos en los que no se sigue la regla de los tercios, pero dependiendo de los elementos del entorno seguirla puede ser tan o más interesante.
Una de las excepciones en las que en la mayoría de ocasiones suele funcionar mejor colocar el foco de interés en el centro es cuando hay elementos simétricos en nuestro encuadre. Reflejos, líneas paralelas… mira los siguientes ejemplos y compruébalo tú mismo.
Y ¿por qué no? A veces simplemente quieres que el centro de interés esté justo en el centro.
Recuperado de: https://www.dzoom.org.es/regla-de-los-tercios/
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